La ley del boxeo puede resultar un bumerán

Por GUSTAVO NIGRELLI

Existe desde hace unos meses un movimiento denominado ADEBOAR (Asociación Defensa de los Boxeadores Argentinos), que preside el ex campeón mundial Sergio Víctor Palma, secundado por el también ex monarca mundial Héctor Velazco, cuya inquietud es peticionar ante el Congreso Nacional que se sancione una Ley del Boxeo -y otros deportes de contacto-, dado la desprotección a la que está expuesto hoy en día el boxeador, tanto en actividad, como en su retiro.

Quizás en estos tiempos sea más visible tal carencia, por el simple hecho de que durante sus carreras no llegan a ganar el dinero de otrora. Pero ADEBOAR habla también de trabajo en negro, abusos, falta de obra social y aportes jubilatorios, evasión fiscal, discriminación y maltrato.

Treinta articulos

Al parecer han redactado 30 artículos, que serán tema de análisis posterior, aunque al repasar un poco las cosas, se advierte un desconocimiento peligroso, que puede atentar contra esta loable iniciativa, que bien planteada podría resolver uno de los grandes déficit actuales de esta actividad.

Por ejemplo, obra social ya existe. Que funcione o no, lo haga bien o mal, es otro tema, que bien vale la pena tratar y ordenar. Lo del trabajo en negro, es por parte de los boxeadores, por decisión propia, ya que para estar en blanco debieran facturarle a los promotores, anotarse en el monotributo y pagar una cuota mensual de cerca de 200 pesos, con lo cual, los únicos beneficiados terminarían siendo los mismos promotores, porque gracias a ello podrían descargar más impuestos.

Pocos recordarán -o sabrán- que durante un tiempo, previo a la crisis del 2002, cuando la FAB organizaba los festivales sin la intervención de los promotores, a los púgiles se les retenía un porcentaje de la bolsa, que iba a parar a sus cajas jubilatorias y obra social, ya que la FAB era agente de retención. Para esto, en el contrato figuraba un monto, mientras el púgil percibía otro -menor, claro-, deducido lo que le aportaban. Por ejemplo, si cobraba 3000, en el contrato decía 3.500.

Quejas y suspicacias

Esto dio pie a quejas y suspicacias. Pero luego la FAB cambió de método, delegando todo a la responsabilidad de los promotores, quienes les aumentaron las bolsas pagándoles lo que antes les retenían, y dejándoles el libre albedrío a ellos para que se depositen. Pocos lo hacen. ¿Culpa de quién es? ¿Quiénes son los que evaden?

Los promotores y la FAB, seguramente están en regla y en blanco ante la AFIP, porque son controlados. Pregunta: ¿A los deportistas les convendrá blanquear todo lo que ganan, dando cuenta de ingresos brutos e impuesto a las ganancias?

Según parece, la Ley del Boxeo plantea que los púgiles tengan relación de dependencia con una entidad deportiva que regule esto -que no sean los promotores ni la FAB, cosa que tampoco hacen hoy-, y sueldos con aportes. Habría que crearla, porque no existe tal entidad. ¿Quién la crearía y de dónde saldría el dinero para solventarla?

Ese es el problema eterno, y no parece esta Ley dar en la tecla. La gestión política de Jorge Locomotora Castro de que el Estado otorgue una beca vitalicia a los ex campeones mundiales, es un paso adelante, pero no alcanza. Duele ver a recientes glorias del boxeo deambular por la FAB, ya no pidiendo peleas, sino dinero, que nunca devolverán. Imagínense aquellos que ni siquiera triunfaron.