sábado, 6 de marzo de 2010

Vidas detrás del ring

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Vidas detrás del ring
05/03/2010 - Sabela Corbelle / El Progreso (Lugo)

Los segundos avanzan en el reloj digital colgado en la pared. Entre golpes y posiciones, varios pares de ojos están atentos al paso del tiempo, que marcará el fin del asalto. Todos, por inercia o por meras cuestiones de entrenamiento, comienzan y terminan en el momento en que el cronómetro lo ordena. Es la manera de acostumbrarse al tiempo de duración de un asalto: tres minutos en la categoría senior, dos en la junior y cadete.

Bajo el reloj, una mujer: la única jueza cronometradora de España, Alicia López Álvarez, novia, mujer y madre de boxeadores. Una dependienta de joyería que, fuera de su horario laboral, se reparte entre la casa y la lona. "Cuando conocí a mi marido, Rocky Álvarez, no sabía nada de boxeo y, a través de él, hoy estoy aquí, de jueza cronometradora, después de aprender el manual del reglamento y aprobar dos exámenes que fui a hacer a Madrid", explica.

A Alicia le hizo falta estudiar muy poco para poder ejercer de jueza porque, detrás de los exámenes, había años acumulados de veladas y entrenamientos.

"Llevo dos años de jueza y soy la primera, y hasta el momento única mujer, que hay en España dedicada a esta tarea. Decidí hacer los exámenes, en principio sólo para abaratar costes, pero ahora me gusta. El boxeo no es una pelea callejera, es un deporte olímpico con normas y reglamento", defiende Alicia, que vigila, junto a la campana, cómo transcurren los entrenamientos.

El trabajo de jueza cronometradora obliga a Alicia a viajar dentro y fuera de Galicia, también a Portugal, de velada en velada. Incluso vigiló el combate en el que su hijo, José Luis Álvarez, Rocky Junior, se alzó con la medalla de bronce del campeonato de España en la categoría amateur. "Estuve todo el tiempo temblando y cronometrando, pero al final se llevó el título", comenta.

Rocky Junior intentará este año revalidar su título de campeón de España, algo que le viene ya de casta puesto que su padre, Rocky Álvarez, llegó a ser boxeador profesional, disputando el título nacional en pesos medios en 1980, cuando quedó subcampeón de España.

"Desde los once años estoy entrenando, y claro que influyó mucho mi padre. Él me mete broncas si algo no le gusta, pero también me da muchos consejos", asegura este joven, quien añade que el boxeo forma parte de su día a día desde que nació.

Rocky Junior arrastró a su amigo y compañero de clase, Wenxiao, a su mundo. De origen chino, aunque nacido en España, este chico de tan sólo 17 años contesta, con espíritu oriental, que descubrió en el boxeo "energía, amistad, entretenimiento y experiencia". Nada menos y algo más: "Bueno, algún golpe también, más que en el judo, donde no hay ningún contacto físico", confiesa.

Wenxiao será uno de los púgiles lucenses que este año debutarán en el ring, junto con Jesús Salazar y Óscar Rey. Los tres subirán a la lona como aficionados, para lo que se entrenan dos horas diarias. Ahora mismo, hay ocho boxeadores lucenses con licencia para competir, lo que hacen a través del Boxing Club Cidade de Lugo.

José Ramón Fernández Fernández, Raymond Fernández para la afición, es una de las almas máter de la escuela lucense de boxeo, a la que asisten veintitrés alumnos. Púgil en su época y árbitro-juez nacional en la actualidad, Raymond se subió al ring con 18 años y peleó hasta los 24. En este tiempo se llevó a su casa una medalla de bronce del campeonato de España en peso superwelter amateur. "Empecé por afición. Me levantaba a las tres o a las cinco de la mañana sólo para ver pelear a Urtain, Cassius Clay, Pedro Carrasco...", asegura.

Raymond Fernández dejó el ring durante un tiempo para pasar a conducir un camión y, últimamente, dedicarse a apagar fuegos como bombero. Desde hace cuatro años es árbitro. "Mi titulación me permite arbitrar campeonatos de España, e incluso fuera del país. Es un trabajo remunerado, pero lo que se gana es simbólico. Pagan 30 euros por velada más desplazamiento. Ahora pretendo prepararme para obtener el título internacional y así poder ir a campeonatos a Francia o Grecia, por ejemplo", cuenta Raymond.

Pese a que ha descubierto los encantos del arbitraje, este púgil lucense asegura que, de todas formas, lo que más le gusta es competir. "A mí no me vale eso de que lo importante es participar, yo soy competidor por naturaleza", señala.

Aunque su papel es el de árbitro, Raymond no deja de lado el entrenamiento diario durante dos horas. "Entreno y estoy con los alumnos para que se corrijan y tengan luego, en el ring, las menos faltas y amonestaciones posibles", afirma.

Juan Carlos Soilán fue amigo de Raymond desde que eran niños. Ambos descubrieron este deporte juntos, pero Raymond llegó a ser campeón y Juan Carlos se quedó en aficionado. Pero eso no le impide acudir, pletórico de entusiasmo, a las instalaciones que la escuela lucense de boxeo tiene en el pabellón municipal de O Palomar para enfundarse los guantes y soltar algunos ganchos. "De vez en cuando, vengo a dar unos golpes entre amigos para mantenerme en forma. Entre que corro y hago guantes, estoy entre una hora y hora y media, tres días a la semana. Es el único deporte que practico, pero es bastante intenso y me resulta suficiente", afirma Juan Carlos.

La afición al boxeo no es exclusiva del sexo masculino. También hay mujeres a las que les gusta este deporte y que incluso lo practican. Antía Pacios Pena debutará este año, con sólo 14 años, encima del ring. Si se le pregunta por qué se enfundó los guantes, sonríe con coquetería, se encoge de hombros y contesta: "Es que me gusta y, en realidad, tampoco sabría decirte por qué".

Antía comenzó a entrenar hace año y medio y su talento y forma física hacen de ella una buena candidata para ser una figura del boxeo en poco tiempo. Antes había hecho atletismo, pero este deporte no llegó a llenarla tanto como el boxeo y, de hecho, nunca pasó a competir. "¿Que si es un deporte masculino? De eso nada, puede valer también para las mujeres. La gente piensa que es un deporte muy bruto, pero tampoco es para tanto", señala.

Ahora, metida en situación, Antía va a por todas y así lo cuenta: "Llegaré hasta donde pueda", dice, cargada de ilusión.

Un ayer y un hoy brillantes
El boxeo en Lugo siempre ha contado con mucha afición y con importantes nombres que han logrado títulos nacionales. Éstos son algunos de ellos:

Década de los 70:

•JAIME LOZANO, considerado el quinto mejor boxeador de Europa en categoría profesional.
Década de los 80:

•MIKI SÁNCHEZ, medalla de plata en España en la categoría amateur.
•TORI JUL, plata amateur.
•RAYMOND FERNÁNDEZ, medalla de bronce, también en amateur.
•ROCKY ÁLVAREZ, subcampeón de España en la categoría profesional.
•ARCADIO RIVAS, medalla de plata en amateur.
Siglo XXI

•ALBERTO PIÑEIRO, medalla de oro, en amateur, en 2007.
•ROCKY JUNIOR, medalla de bronce, también en amateur, en 2009.
•OMAR MAKRAN, boxeador marroquí, integrado en el Boxing Club Cidade de Lugo, que alcanzó la medalla de plata nacional, en amateur, en 2009.


ROCKY ÁLVAREZ
"En profesionales, los bolos eran de unas 50.000 pesetas"
Este representante de pinturas es el entrenador de los jóvenes de la escuela lucense de boxeo. Palmarés no le falta. Lleva 40 años vinculado a este deporte y fue subcampeón de España en profesional. "Hacía bolos por 40.000 0 50.000 pesetas a finales de los 70", dice.

ANTÍA PACIOS
"Empecé en boxeo para ganarle a mi hermano en las peleas"
A los doce años se inició en el boxeo con un único objetivo: ganarle a su hermano en las peleas caseras. Su decisión no fue muy del agrado de su madre, según reconoce, aunque sí cuenta con el apoyo paterno.


JESÚS SALAZAR
"Pretendo ser un campeón, en abril me subiré al cuadrilátero"
No hay muchos gitanos que se suban a un ring, pero ahí está Jesús, dispuesto a ser un campeón. "Me aficioné al boxeo de tanto verlo, aunque ya haya llevado algún que otro golpe en la nariz", comenta.




JUAN CARLOS SOILÁN
"Hay afición a este deporte, aunque no tengamos peña"
Para un oficinista como él, jefe de talleres de una empresa, el boxeo es una válvula de escape. Por eso, además de ser un fiel aficionado a los combates, también se enfunda los guantes para dar unos golpes y desconectar del estrés.


ÓSCAR REY
"No me dan miedo los golpes y quiero dedicarme al boxeo"
Tiene 21 años y una prometedora carrera por delante. Este joven se introdujo en el boxeo después de conocer en su instituto, el Ánxel Fole, al campeón de España amateur, Alberto Piñeiro. Está dispuesto a darlo todo y confiesa no tener miedo a los golpes.


ALICIA LÓPEZ
"Cuento el tiempo y doy el parabién para iniciar el asalto"
"¡Segundos fuera!", podría ser el grito de guerra de esta jueza cronometradora, cuyo sitio está detrás de una mesa y al lado de un reloj digital y una campana con la que avisa de los tiempos que marcan el boxeo.




PABLO MATEOS
"Vi la película 'Corazón de campeón' y quise ser púgil"
Dice que sus compañeros de los PP. Franciscanos no se atreven a pegarle. Con sólo 11 años, descubrió el boxeo en una película, 'Corazón de campeón', que vio en casa un día que no fue al colegio por estar enfermo.



fuente:http://elprogreso.galiciae.com/nova/49706.html

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