Uruguay busca noquear a las drogas

Estefany, de 11 años, golpea con fuerza una bolsa de arena en la Academia de Boxeo de Villa Española, en el noreste de Montevideo, al igual que una docena de jóvenes del programa 'Knock Out a las Drogas', impulsado por el presidente uruguayo Tabaré Vázquez.

"Yo quiero ser boxeadora", dice a AFP esta niña que cursa el último año escolar. Es una de los 60 chicos de ambos sexos, de muy bajos recursos, que practican en esta modesta academia, la mejor equipada de las más de 80 con que cuenta el programa, con un ring y una docena de bolsas de arena.

El entrenador Juan Rosales, que formó parte del equipo técnico de la selección de boxeo soviética que compitió en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988, dice que el programa busca "alejarlos de la droga".

Destacó el papel preventivo del programa y espera que sus "resultados se reflejen en una disminución del consumo de drogas. Recién estamos plantando, después vamos a cosechar".


La psicóloga Nelmis Rodríguez, que realiza talleres interactivos con los chicos del programa, dijo que "la mayoría tiene, o ha tenido, un consumo experimental; otros han sido consumidores problemáticos, y otros no han experimentado".

Pero todos son chicos "en situación vulnerable". "Chicos que consumían dejaron de consumir, chicos que estaban en situación de calle se reinsertaron en la familia o en el sistema educativo", afirmó.

Para la psicóloga, el programa "ha tenido un impacto positivo, con un espacio de socialización que permite generar hábitos saludables".

Hugo Casada, director general del "K.O. a las Drogas", indicó que hay 82 academias y 4.000 jóvenes -37% mujeres- inscriptos y que está conforme con los resultados del programa, pese a contar con un exiguo presupuesto.

"Los recursos del Estado son muy pocos: tenemos una partida anual de un millón de pes
(unos 40.000 dólares), pero tenemos mucho apoyo en especies de empresas privadas", dijo.

"Instalar el programa es fácil, lo difícil es mantenerlo", dijo Casada. Por ello, acuden a clubes modestos o comisiones de fomento de los barrios.

"La finalidad de esto no es sacar boxeadores, que quede claro. La finalidad es poder insertar a los gurises (niños) en la vida, pero van a salir boxeadores, sin duda", afirmó.

¿Por qué el boxeo? Porque "pueden ir hasta descalzos (...), pueden ir solos muchachos que de repente tienen problemas de relación", explicó.

Con "el boxeo hay una canalización de la agresividad", dijo Rodríguez. "Aprenden que se pelea en el ring" y "a controlar sus impulsos violentos".

Rosales coincide. El boxeo "condiciona los instintos naturales de los muchachos. Se les enseña a que reaccionen frente a una acción, para que los instintos no los traicionen".

"Les digo que lo primero que les voy a enseñar es a saber perder, porque si pierden, tienen que seguir viviendo sin complejos", explicó.

Sebastián, de 22 años, con sus bíceps tatuados, sudado de tanto darle a la bolsa, afirma con entusiasmo: "Acá, en el boxeo, hay mucho compañerismo (...). Me gustaría estar peleando 'amateur'. Esto me motiva, me ayuda mucho, acá si estás mal anímicamente, te dan una mano".

En Casabó, barrio marginal del oeste de Montevideo, funciona una academia en la Comisión de Fomento, muchísimo más modesta que la de Villa Española, sin ring y con apenas dos bolsas con poca arena, a la que asisten unos 40 jóvenes.

Jesús Pereira, el musculoso entrenador, es soldado del Ejército. "Los que tienen problemas de droga van de a poco, porque el físico no les da", explica.

Pero eso se repite en el resto de los chicos "por la mala alimentación", pues "todos son de contexto crítico", dijo Ruth Melgarejo, impulsora de esa academia.

"El boxeo para ellos es un camino para salir de la pobreza, de este barrio estigmatizado como zona roja", agrega, mientras señala uno a uno a los niños:

"Ése tiene un hermano preso y otro adicto a la pasta base; el hermano de aquel está preso por hurto y rapiña; aquel de allá, tiene una hermana adicta de 15 años que está embarazada...".